Sapiosexual. Ese el concepto que se utiliza para referirnos al hecho de sentir atracción sexual y deseo por la inteligencia o por las cualidades morales de una persona. Conozcamos o no el término de sapiosexual, el concepto no es nuevo; esta atracción siempre ha existido. Como ejemplos típicos tenemos el alumno que se siente atraído por los conocimientos del profesor o profesora, el deseo hacia personas de más edad, etcétera.

Pero es cierto que, actualmente, en una sociedad donde la tecnología y las redes sociales están en primer término, este tipo de atracciones crecen y son más evidentes. Ahora nos conocemos a través de la palabra escrita, hablamos a través de mensajes y seducimos con la narrativa.

Los sapiosexuales muestran una necesidad más intelectual, buscan a través de la conversación nuevas experiencias y estímulos, se sienten enriquecidos con nuevos conocimientos, que comparten con el otro obteniendo consecuentemente seguridad, estabilidad y cierta admiración. Esto no quiere decir que el sapiosexual no tenga en cuenta otros aspectos, como el físico o la personalidad del otro, sino que prioriza o se siente más atraído por la parte intelectual de la otra persona.

Se dice que las mujeres son más sapiosexuales que los hombres, ya que tenemos diferentes cerebros. Los hombres se estimulan más a través de la vista, por lo tanto, a través del físico. En cambio las mujeres necesitan otros estímulos, siendo el oído uno de los principales. Por eso a través de la conversación los conocimientos de un hombre acostumbran a provocar atracción sexual.

Diferentes inteligencias

Cuando hablamos de inteligencia creemos que tiene que ver con esa inteligencia relacionada con el conocimiento, la información, la cultura que posee una persona. Pero existen muchas otras inteligencias. Por ejemplo, la inteligencia emocional, relacionada con la gestión de sentimientos, de emociones, autoconocimiento, empatía, etcétera.

Pero también está la inteligencia social, aquella observable en las interrelaciones, el saber estar, el ser extrovertido, tener sentido de humor, saber ganarte a la gente, entre otros rasgos. Finalmente encontramos la inteligencia sexual y erótica, aquel juego sensual que uno sabe crear y despertar al otro potenciando el deseo y la seducción.

Recordemos que el principal y mayor órgano sexual es nuestro cerebro. Por lo tanto, cualesquiera de todas estas inteligencias comentadas pueden despertar una potente atracción hacia el otro y convertirnos en sapiosexuales.

¿Cuándo aparece este tipo de atracción?

Todos sabemos que la atracción más conocida es la física, y la química que se inicia en el primer contacto con alguien, al primer instante de ver al otro, de tener una primera interacción. Este tipo de interacción no es consciente, no hacemos un razonamiento al respecto; simplemente, la sentimos.

Pero también podemos sentir esta atracción intelectual que se da en un nivel más posterior, cuando ya hemos compartido una mayor interacción con el otro, cuando lo o la conocemos más y nos sentimos atraídos por un vínculo más social, emocional o intelectual. Este tipo de atracción es más consciente, podemos razonarla y saber que la estamos sintiendo, aunque esto no quiere decir que lo podamos controlar.

El peligro

Como matiz, es importante puntualizar que ser sapiosexual puede comportar un peligro si padecemos baja autoestima o somos personas inseguras, ya que la admiración hacia la inteligencia del otro puede abrumarnos hasta el punto de llegar a idealizarlo, poniendo a esa persona en un altar y convirtiéndonos en personas dependientes, creando así una relación asimétrica y tóxica.